Desarrollo de 6 a 11 años
La etapa de 6 a 11 años en el desarrollo del niño, a nivel motor, del lenguaje, cognitivo, afectivo y social es vital en la formación de la personalidad y de la autoestima.
Desarrollo afectivo/social.
La personalidad se va formando desde el nacimiento, pero en la edad escolar, se dan una serie de circunstancias que la hacen especialmente determinante:
- Apertura del niño al mundo exterior (compañeros, amigos y profesores).
- Desarrollo físico y mental que le permite cierta autonomía.
- Desarrollo de la autoestima.
- Establecimiento de nuevos vínculos y de relaciones sociales fuera del entorno familiar.
La autoestima y las relaciones sociales tienen un papel muy importante en esta etapa de la vida.
La autoestima es un conjunto de sentimientos respecto a la valoración personal, y la percepción que uno tiene de sí mismo. Es el reflejo del nivel de confianza de una persona. Se va formando a través de nuestra relación con el entorno familiar, escolar, social y las experiencias vividas.
Es esencial que los niños desarrollen una buena autoestima porque:
- Un niño con autoestima estará orgulloso de sus logros, actuará con independencia, asumirá responsabilidades, aceptará las frustraciones.
- Un niño sin autoestima evitará las situaciones que le provoquen ansiedad, se dejará influir por otros con facilidad, se frustrará rápidamente, se sentirá impotente ante cualquier problema que le surja, no valorará sus dotes personales.
- La autoestima influye en el comportamiento del niño, en el rendimiento escolar, en las relaciones sociales, en la creatividad.
¿Qué pueden hacer los padres para desarrollar la autoestima de los hijos?:
- Establecer vínculos seguros, demostrándoles afecto, cariño.
- Compartir con ellos intereses, aficiones, actividades y experiencias.
- Permitir autonomía con protección y supervisión.
- Darles algunas responsabilidades, sobre todo, las relacionadas con las tareas domésticas y escolares.
- Reforzar las conductas positivas.
- Crear un clima relajado y feliz en el hogar, con normas claras que permita disfrutar de la relación padres – hijos.
Así pues, desarrollar una buena autoestima es fundamental para el desarrollo de la personalidad del niño.
Para que los niños no se aíslen y tengan unas relaciones sociales satisfactorias es necesario que desarrollen sus habilidades sociales.
El desarrollo de las habilidades sociales en el niño le permitirá:
- Una relación más gratificante con su entorno familiar, escolar y social.
- Potenciar su autoestima.
- Mejorar su capacidad de adaptación a cualquier entorno.
- Mayor competencia para afrontar los problemas de la vida diaria.
Las habilidades sociales se aprenden, se adquieren y en este aprendizaje van a tener un papel muy relevante en primer lugar la familia y, posteriormente, también los profesores.
Desarrollo motor grueso.
El sistema óseo y muscular está bien desarrollado.
Muchos niños se inician en los deportes.
Los deportes suponen ejercicio físico y relación con otros niños. Aprenden a conocer y respetar las normas de los juegos.
Cuando el deporte es de competición puede suponer mucho estrés físico o mental.
Desarrollo motor fino
Tienen una psicomotricidad fina muy buena.
La coordinación mejora, y pueden escribir más rápidamente.
Mejora el dibujo y otras actividades manuales.
Desarrollo visual
Si no ven bien a esta edad, los niños generalmente se quejan.
A veces, un bajo rendimiento escolar puede ser debido a problemas visuales. En estos casos, hay que consultar con el pediatra.
Algunas veces, la miopía se desarrolla a partir de los 6 años.
Desarrollo auditivo
El desarrollo auditivo va unido al desarrollo del lenguaje.
A los 6 años, el lenguaje debe estar completamente desarrollado.
También los problemas de audición pueden bajar el rendimiento escolar.
En caso de sospecha de algún problema se debe consultar con el pediatra.
Desarrollo del lenguaje
El lenguaje se usa más y de una manera más comunicativa. Utilizan muchas ideas y conceptos.
Tienen un lenguaje lleno de deseos, necesidades y fantasías.
A partir de esta edad, el lenguaje va unido al desarrollo de la lectura y al desarrollo cognitivo.
Desarrollo cognitivo:
A partir de los 6-7 años empiezan a tener sentido de la realidad.
Tienen ”ideas lógicas”. Quieren encontrar sentido a todo que pasa en el mundo.
La mayoría de los niños pueden leer palabras a la edad de 6 años.
A los 10 años son capaces de hacer las tareas escolares diarias.
El retraso en la lectura se puede deber a diferentes problemas.
Pueden tener trastornos neurológicos, psicológicos, dislexia, retrasos psicomotores o del lenguaje, déficits visuales o auditivos, trastornos del comportamiento, trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH).
Se establece la capacidad de autocontrol, de seguir normas y de concentrarse.
Desarrollo sexual
Desde el punto de vista físico, a esta edad los niños son inmaduros sexualmente.
El interés por las diferencias sexuales va aumentando hasta la adolescencia.
La masturbación es un hecho normal del desarrollo, a cualquier edad.
Sólo es un problema si se realiza en lugares públicos.
Hay que enseñar al niño que forma parte de la intimidad.
Estimulación del aprendizaje en niños y niñas de 6 a 11 años
Casi todas las personas saben lo que quiere decir “estimulación precoz”. Desde que el bebé nace hasta los 4-5 años las familias se sienten responsables de estimular cotidianamente a sus pequeños a través del juego, mantas de estimulación, juguetes y libros didácticos, etc….
En muchos casos las familias se relajan. Piensan que con lo que aprenden en el colegio es suficiente. Sin embargo, es fácil encontrar escolares que tienen poca información sobre el mundo que les rodea, que les cuesta expresarse de forma oral y por escrito y que les cuesta comprender lo que escuchan o lo que leen.
La estimulación del aprendizaje se debe hacer en todas las fases de crecimiento. En la escuela enseñan conceptos pero muchas veces no enseñan a aprender. El núcleo familiar es el lugar ideal para estimular el aprendizaje adaptándose a cada edad y a cada persona.
Es importante conocer los aspectos del desarrollo a cada edad para poder acompañar a nuestros hijos y entender los cambios que se producen.
¿Qué aspectos influyen sobre el aprendizaje en la etapa escolar?
Hay muchos factores que influyen en el aprendizaje en esta fase. Nos vamos a centrar sólo en los factores personales más importantes.
– El desarrollo del lenguaje. Una buena consolidación del lenguaje es necesario para tener éxito en el aprendizaje escolar. Por un lado, la forma de transmitir conocimientos en la escuela es a través del lenguaje. El lenguaje es también la herramienta básica para la socialización. Problemas de articulación, de riqueza de vocabulario o de comprensión y expresión van a dificultar la adaptación en la escuela.
– El desarrollo cognitivo. El aprendizaje escolar está relacionado con el desarrollo de las funciones ejecutivas (FE). Estas son actividades mentales complejas que se ponen en marcha cuando queremos hacer algo nuevo que no conocemos (como por ejemplo, aprender en la escuela). Para ello hay que tener habilidades cognitivas que implican iniciativa, motivación, formulación de nuevas metas, planes de acción y autocontrol de la conducta. Las FE también tienen relación con funciones cognitivas básicas, como la atención y la memoria. A medida que el niño o niña crece, el cerebro va madurando y permite adquirir poco a poco estas habilidades. En esta maduración intervienen factores genéticos pero también factores sociales y culturales.
Hay periodos sensibles en los que la plasticidad cerebral es mayor. En estas es cuando la estimulación de estas funciones tiene más valor. Durante la etapa escolar tenemos 2 periodos sensibles: uno entre los 6 y 8 años y otro entre los 10 y 12 años.
– La motivación. Es un elemento básico a la hora de aprender. Se sabe que en ella influyen variables del entorno (el profesor/a, los compañeros/as o el tema a tratar) y también variables personales. Para aprender hay que “poder” hacerlo (desarrollo cognitivo, capacidades, conocimientos…) pero además es necesario “querer” hacerlo. En este “querer” hacerlo interviene el estado emocional. Una buena autoestima y la capacidad de reconocer y regular las emociones (inteligencia emocional) son necesarias para tener motivación por aprender.
¿Qué podemos hacer para estimular el aprendizaje?
El núcleo familiar es el lugar ideal para potenciar los factores de los que hemos hablado.
– Habla con tus hijos. Gracias a la interacción adulto-niño el niño adquiere el lenguaje y demás habilidades sociales.
– Leer juntos. A medida que crecen se pierde el hábito de leer al niño/a un cuento antes de ir a dormir. Este buen hábito se puede sustituir por el de leer juntos a la hora de ir a dormir o bien en otro momento del día. Es muy importante el ejemplo. Leer enriquece el vocabulario.
– Miren juntos una película y después coméntenla. De este modo se trabajará la comprensión y expresión de una forma diferente y divertida.
– Jugar juntos a juegos de mesa. Los hay adaptados a cada edad. Los recomiendan muchos psicopedagogos cuando hay problemas de aprendizaje. Es importante jugar con ellos antes de que se establezcan estos problemas.
– Conocer el mundo que les rodea. Hacer excursiones a la montaña. Pasear por la ciudad. Ir a museos… Todo esto les enriquece cognitivo, social y emocionalmente.
– Entrenar su atención y concentración. La meditación sirve para entrenar la atención. Existen meditaciones adaptadas a cada edad. La pueden practicar con sus hijos. Así todos se beneficiarán. Otra forma de entrenarlas es a través de ejercicios específicos como caminar sobre una línea, llevar un libro sobre la cabeza…
– Entrenar la inteligencia emocional. Aprender a reconocer sus emociones y a hacer un control consciente de ellas es muy importante a la hora de aprender en la escuela. También hay que fomentar el desarrollo de la empatía, la tolerancia a la frustración y enriquecer su autoestima.
– Practicar deportes. En la edad escolar tiene mucha importancia. Tiene beneficios físicos sobre el metabolismo, el bienestar, la autoestima… Pero también se entrenan funciones ejecutivas como el comportamiento estratégico y dirigido a un objetivo. Una vez más el ejemplo que se da en la familia es esencial.
– Crear un buen ambiente familiar. Un niño feliz tendrá un mejor rendimiento escolar.
Autor: Cristina Cayuela Guerrero. Pediatra. Línea Pediátrica El Clot-Sant Martí. Barcelona